Doña Florinda: Tenía que ser el chavo del ocho. Te apuesto a que él se lo robó.
Chavo: Yo no me robe nada, porque yo no soy ningún robón
Doña Florinda: ¿Ah no?, ¿y entonces en donde esta el platillo volador?
Quico: ¿A lo mejor ya llego a Venus?... ¿a Júpiter?... ¿a Marte?... ¿a Miercole?, me doy.
Doña Florinda: No tesoro, no. Lo que pasa es que tu inocencia no permite que te des cuenta de toda la maldad que te rodea; pero no importa tesoro, por lo menos ya sabemos cuanto vale el Chavo del Ocho.
Don Ramón: Ni 5 centavos; le juro que esta vez no tengo ni 5 centavos, señor Barriga
Sr. Barriga: Y pretende que yo le crea. ¿Pero quien piensa que soy yo?
Chavo: ¿Una cosa redonda?
Quico: ¡Si!
Chavo: No, no lo he visto.
Quico: ¿Estás seguro?
Chavo: Espera... ¿dónde vi una cosa redonda?
Sr. Barriga: En el baño; escondiéndose en el baño para no pagar la renta. Pero que, ¿no le da vergüenza?
Don Ramón: Ay señor Barriga!, es que cuando el hambre aprieta, la vergüenza afloja. ¿Sabe usted lo que traigo desde anoche en el estómago?
Quico: Una patada de burro!
Chavo: No es cierto, yo no le di ninguna patada a tu juguete...
Doña Florinda: ¿Entonces dónde diablos quedo ese platillo volador?
Don Ramón: En la chilla!; le doy mi palabra de honor que esta vez si estoy en la quinta chilla, Señor Barriga.
Sr. Barriga: Siempre dice lo mismo!. Además, dice que desde anoche no trae más que un plato de frijoles en el estómago. ¿Pero sabe lo que traigo yo?
Chavo: Un niño!. De veras... se lo llevo un niño que iba pasando por aquí. Era un niño que se parecía mucho a mi...
Quico: Mentiroso!
Doña Florinda: Déjalo tesoro. Lo mejor que puedes hacer es no volver a juntarte con rateros...
Chavo: ¿Quién es ratero?
Sr. Barriga: Usted!. Usted es un ratero. Y no quiero seguir discutiendo por una razón; hoy es la primera vez que llego a la vecindad sin que el Chavo del Ocho me reciba con un golpe y quiero retirarme invicto; Con permiso
No hay comentarios:
Publicar un comentario